miércoles, 13 de febrero de 2008

Día 8 - Hanoï

Vaya nochecita en Hue: rayos, truenos... el diluvio!
Por la mañana nuestra habitación era una gotera gigante.

Nos levantamos a eso de las 5:00 AM, desayunamos, recogimos todo, alquilamos un taxi y partimos hacia el aeropuerto de Hue.


El vuelo fue de lo más tranquilo. Entre que nos habíamos levantado tan temprano y que el cansancio acumulado ya empezaba a hacer mella entre nosotros, el vuelo fue realmente tranquilo:



Contratamos una fregoneta (10 $ para hacer los 35 km que separan el aeropuerto de la ciudad) y nos fuimos directamente al centro a cerrar las "expediciones" que queríamos hacer (trekking en Sa Pa, el pirulo de dos días en barquito por la bahía de Halong y la excursión a la Pagoda del Perfume que hicieron Esther y Manu).


No se muy bien porque elegimos la agencia esta (creo que hablaban bien de ella en la Lonely...) pero fue un error. NO es para nada recomendable!

De hecho, solo hay que leer su eslogan para saber por donde van:


En cuanto al hotel, lo teníamos más o menos decidido. Nos encontramos con unos españoles en el restaurante del Sr. Lac (en Hue) y nos recomendaron uno llamado "The Rising Dragon Hotel" y salvo el inconveniente de que no tiene ascensor, el hotel estaba realmente bien. Además nos pillaba en pleno centro de Hanoï... y enfrente del "Green Tangerine".


El "Green Tangerine" fue el primer restaurante "bueno, bueno" en el que comimos en Vietnam. El restaurante ocupa una antigua casa colonial de estilo franchute, con su terraza a la entrada, con su mesa bien puesta, con sus servilletas limpias, sin palillos para comer, con buenos vinos y, como podéis ver, con unos platos exquisitos y muy bien presentados:





Solo hay que ver como dejamos los platos:


La tarde la dedicamos a visitar el centro de Hanoï.

Primero visitamos el lago "Joaquín" (en vietnamita es: Hoan Kiem).

Cuenta la tradición que, un día, Le Loi (el héroe que se levantó para luchar contra los invasores) al sacar un retén de una red de pesca, saco una espada preciosa, con la cual gano la independencia nacional. Tras expulsar a los invasores, se autoproclamó rey.
Un día, mientras gozaba de un viaje por el lago de agua verde en el barco del dragón real. El rey vio emerger una enorme tortuga dorada nadando hacia la estela del barco. Sacó la valiosa espada que le habían entregado los dioses y la tiró al agua.


La tortuga la cogió por la boca y se zambulló hasta el fondo del lago.



Y luego nos recorrimos las callejuelas del centro de la ciudad.

El Carralón de Hanoï...









Por la noche fuimos a ver el espectáculo de marionetas acuáticas.
Aquí tenéis una foto...


... pero os va a gustar más el vídeo:



La anécdota del día la protagonizaron un grupo de solteras tailandesas (creo) que volaron con nosotros. Insistieron en hacerse fotos con los dos solteros del grupo...



Aquí podéis ver las fotos del 8º día.

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